jueves, 6 de septiembre de 2018

En el leve rumor de tú mirada.

Esa tarde me senté un instante a pensar cómo solían sentirse sus labios sobre los míos, sus manos sobre mi piel y sobretodo su olor. Ese olor que jamás podría olvidar, me dio por recordar como se sentía su mirada sobre mi, la manera en como me miraba cuándo estaba molesto, o cuando estaba a punto de besarme. Esa manera imperiosa que tenía a veces de buscar mis labios y besarme hasta encontrar mi lengua y derretirme, o como cuando soplaba mi cabello cuando estaba contento. La forma en como sus labios se movían con los míos y como sus manos iban haciendo estragos a medida que se movían, descubriendo, tocando, marcando.

Poco después de un rato de pensar en cada detalle me pregunté por qué me había enamorado de él.
No podía apartar la amarga sensación que se alojaba en mi pecho mientras se desarrollaba ese pensamiento, me lo imaginé siendo feliz con alguien más y aunque me sentí primero feliz por él, luego, la sensación de amargura no tardó en convertirse en soledad. Eras lo mejor que había podido encontrar en la vida. Y no funcionó. Nuestra relación era una extraña montaña rusa de alegrías y decepciones, donde todo terminó convirtiéndose en una bomba de tiempo, que al final, estalló.

Hoy por hoy, en el 6to mes de que no está, creo que sería una estúpida si llegara a negar que me he olvidado de él. Los psicólogos dicen que uno tarda 90 días en superar a una persona, me pregunto cuántos 90 días necesitaré para olvidarme de sus besos, de tus abrazos, de que era lo más importante para él y de que lo arruiné, lo terminé arruinando al final.

Me pregunto si este es mi castigo de vidas pasadas o si realmente eres ese golpe de la vida en el que uno aprende. Y sin embargo no deja de hacerme llorar el pensamiento, pues hubiera preferido mil y un veces que otra persona hubiera sido mi error y tú mi segunda oportunidad para hacerlo todo mejor y que saliera bien.

Ojalá pudiera encontrar la forma de que me quisieras de nuevo, de volver a importarte de la misma forma, entregada, completa e irracional en que me importas tú.

No sé si algún día vuelva a verle a los ojos, sus pupilas, mi hogar, donde siempre quisiera pertenecer y nunca irme.

perdón por haberlo arruinado, sé que en el fondo siempre esperó que cambiara, siempre quiso lo mejor para mi, pero eso no ocurrió o al menos no a tiempo. y deseé muchas veces poder hacerlo.

Ya no está.

Ya no lo veo.

Ya no lo tengo.

Me tengo que conformar con la idea de que le regala esa sonrisa a otra persona, ni hablar de sus besos o de sus caricias.

Aprendí a reconocer tanto sus emociones, a conocerlo tanto que creo que por eso es que solemos hablar a diario, por supuesto me encantaría poder formar más parte de su vida y que pudiera contarme lo que le aqueja, para ser como su psicóloga personal, pero él sabe que quizá eso podría lastimarme y capáz es por eso que no suele contarme muchas cosas.

No tengo que imaginar mucho para saber que para él han sido los 6 meses más difíciles de su vida, dónde ha llorado, ha maldecido por estar allí, se ha deprimido y se ha sentido solo como nunca antes.
él no me lo dice, yo lo sé por que por supuesto lo conozco.
Pero también sé que se obliga a si mismo a reprimir esos sentimientos y a salir adelante.
Creo que sin duda es una de las cosas que más he admirado desde que lo conozco, su tenacidad y constancia. Así como en su momento, yo formaba parte de esa constancia.

Desvié la mirada al vacío pensando en cómo se sentiría pasar por todo eso, y la sensación de tristeza no tardó en llegar. Era imposible que no pensara en eso y no llorar.

En los últimos meses había tratado de desarrollar un escudo personal a la lluvía de emociones que me producía su ausencia, que obviamente se iba a la mierda cuando sabía que él estaba mal, o que al menos lo _sentía_ , por que en ocasiones, era tanto lo que lo conocía que no necesitaba saber por sus palabras cómo se sentía, ya lo podía averiguar por el tono de su voz.

Regresé mi pensamiento a dos años antes a ese mismo lugar y podía jurar a quién fuera que era capaz de verlo allí, sentado en la mesita de mi patio, comiendo su ciruela y jugando psvita. Y dos años después estaba sentada justo enfrente de la silla , pero esta vez estaba vacía, él no volvería.

Hay cosas que uno debe aceptar, pero sinceramente, como puedo seguir todo, y olvidar todo lo que se sentía tenerlo conmigo, sus abrazos, sus soplidos en mi cabello, su mirada, sus bobadas, cuando me hablaba acerca de lo que soñaba tener algún día y sus ojos se le llenaban de brillo, la manera en como sus manos recorrían mi piel, cuando me hacía cariñitos....  y sus besos que sin duda me sabían a hogar.

"El tiempo cura todo" - me susurré, a sabiendas que quizá era una gran mentira, pero queriéndomela creer, por que después de todo,  no tenía más opción.